Friday, August 05, 2005

No fueron personas anonimas

No fue la mejor noticia recibida al amanecer. Sobre la combi que abordaba rumbo a Putacca, la conversación de los maestros giraba entorno al accidente del dia de ayer: un bus que había partido de Ayacucho rumbo a Lima se habia volcado a la altura de Rumichaca con un saldo de 6 muertos y decenas de heridos.

Algunos de los maestros de la escuelita de Putacca comentaban conocer algunos de los pasajeros. Uno de los fallecidos vivia en la misma cuadra de uno de los maestros. Aunque Ayacucho es una ciudad grande, aun no es lo suficiente como para que lo sucedido a algun poblador pase desapercibido o sin interes para la población. No eran personas anónimas, eran personas de carne y hueso como nosotros, a quienes habian visto compartir con su familia, sonreir y en algunos casos, libar copas juntos.

Soy de los que creen que el destino no esta previamente señalado, sino que éste depende de nosotros mismo y en menor medida por decisiones de otros. Quizás en nuestra ruta de vida, nuestro creador nos coloque en algunas encrucijadas de importancia en las cuales nuestro futuro depende de las decisiones que tomemos. Sin embargo, hay circunstancias donde decisiones de otros afectan directamente nuestro destino.

Tal es el caso de este accidente. Todo indica que el bus iba muy pesado por la carga y el exceso de pasajeros, que al tomar una curva impidió al conductor evitar que éste se volcara dando lugar al saldo trágico que es motivo de este comentario. Y este es un ejemplo de como la decisión de una persona (en este caso del chofer) puede afectar la vida de las demas personas.

Pienso que las sociedades conocen, aunque inconcientemente, que nuestro destino es definido en parte por el accionar de nuestros semejantes. Por eso se definen una serie de reglas, normas y leyes que deben ser respetadas con el fin de limitar la influencia de las decisiones de otros sobre el curso de nuestras vidas.

Tal vez tomando conciencia de esto, las sociedades puedan reconocer la importancia del respeto a las reglas. Al final, todos deseamos contar con el máximo control sobre nuestro destino, o ¿Ud. permitiría que otros establecieran el camino en la vida que desea seguir?, dudo que acepte esto.

Ayacucho, 05 de Agosto de 2005

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